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Luminarias
desde siempre y para siempre
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Preguntarse
sobre el origen de la fiesta de " Las Luminarias" resulta bastante lógico,
al menos en nuevas generaciones, ya que cada vez hay menos conocimiento de
la relación existente entre los rituales que se nos ofrecen y el sentido más
profundo que hasta no hace mucho ha representado. |
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No hay
constancia documentada sobre sus orígenes, posiblemente porque siempre
estuvo ligada a las tareas propiamente campesinas, como algo inherente; es
decir, las Luminarias, aunque con perioricidad anual, eran consideradas como
algo cotidiano, nada extraordinario de lo que hubiera que dejar constancia
por escrito, como tampoco dejamos escritas las rutinas más habituales de
nuestra vida. San Antón ha sido siempre una especie de santo veterinario a
quien los ganaderos confiaban el cuidado de sus animales. |
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El fuego
purificador era la dosis medicinal de cada año y el humo devuelto al santo
su pago en forma de agradecimiento. Incluso, nunca hubo los fastos
protocolarios de otras fiestas (basta recordar ques se organizaban desde un
particular que ejercía de mayordomo, que nadie estrenaba traje el día de San
Antón, que su celebración fue siempre en día laborable, etc). Así pues, en
un país de clara tradición oral en la forma de transmitir costumbres, ante
la pregunta ¿ desde cuándo existen las Luminarias?, sólo cabe la respuesta
que nos dieron nuestros padres y abuelos: desde siempre |
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Entiendo, sin
embargo, que las respuestas categóricas no satisfagan la curiosidad. En este
sentido, la expresión " desde siempre" podríamos alargarla hasta tiempos
mucho más remotos respecto a nuestros ancestros. |
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Para hacer una
reflexión de tan largo recorrido es preciso analizar la simbología
propia de esta fiesta: el fuego, la época del año, el caballo (el burro
también) como herramienta de trabajo, San Antonio Abad y su poder para
combatir enfermedades malditas( afecciones cutáneas que producían
ardores) y un entorno marcadamente ganadero. |
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El fuego siempre ha simbolizado al sol, origen y motor de la vida, en
las culturas precristianas. Son muchos los ritos paganos que han
existido en torno a él, sobre todo en dos momentos clave del año: el
solsticio del invierno (el sol empieza a nacer) y el solsticio de verano
(el sol alcanza su máxima presencia). En este sentido, la fiesta de
S. Antón se
sitúa entorno al solsticio de invierno, natalicio del sol en las
tradiciones de los pueblos europeos ajenos al imperio romano (bárbaros o
extranjeros). No es desdeñable pues, la posibilidad de considerar estos
símbolos como reminiscencias perdurables de nuestro sustrato celta
a través de los siglos, sobre todo si tenemos
en cuenta la
existencia de enclaves
vetones en las
cercanías de nuestra villa y que el origen de San Bartolomé de Pinares
está ligado a repoblaciones procedentes del norte en tiempos de Alfonso
VI, tras la conquista de Toledo. Incluso, entre los rituales más comunes
de los pueblos celtas, más de 1.000 años a.C, estaba el de hacer saltar
animales por las hogueras con el fin de purificarlos y de aumentar la
fertilidad y la salud de sus jinetes. |
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Después del
Concilio de Nicea (325) y fundamentalmente a lo largo de la Edad Media, se
produce un proceso de reconversión en Europa de los ritos paganos a las
nuevas prácticas cristianas. Los nuevos ritos cristianizados mantienen,
muchas veces, símbolos anteriores cambiándolos paulativamente de significado.
Este podría ser el caso de San Antonio Abad, asociado al fuego ahuyentador
de los malos espíritus provocadores de enfermedades cutáneas en las personas
y, posteriormente, protector de los animales domésticos; eso sí, dentro de
los parámetros del solsticio, que es cuando el fuego adquiere su mayor
significado. |
No sería, pues,
descabellado pensar que las Luminarias, tal como las conocemos hoy en S. Bartolomé de
Pinares, fueran el resultado de una evolución de ritos ancestrales que
acaban contextualizándose en una comunidad de marcado acento ganadero y
profundas convicciones religiosas. En este caso, el origen de la fiesta
sobrepasaría los propios orígenes del pueblo. Es decir, la expresión "desde
siempre" adquiere su máximo valor conceptual. |
Centrándonos más en nuestros días, observaremos que las Luminarias han
experimentado cambios significativos orientados a consolidarse como
fiesta de indudable interés turístico, ateniéndose tanto a su raigambre
como a su extraordinario atractivo actual. Para entender este proceso
evolutivo es necesario remontarnos a finales de la década de los años 70
y principios de los 80, cuando las actividades agrarias y ganaderas
ceden terreno a otros sectores emergentes, como es el caso de la
construcción o de los servicios. Como consecuencia de este trasvase
ocupacional, se redujo notablemente el número de caballerías cuya razón
de ser se reducía a las labores del campo, bien como auxiliares de
labranza, como medio de transporte o las dos cosas. Los pocos
agricultores y ganaderos que fueron quedando vieron mayor utilidad en
los caballos del motor del automóvil. Fueron años críticos en los que la
fiesta corrió un serio riesgo de extinción ante la lógica escasez de
jumentos y, consecuentemente, de jinetes y lumbres, ya que las
actividades que la originaban tendían a desaparecer. |
Ávila, sinó de
contornos cada vez más lejanos.Este auge renovado no significa que
la fiesta se haya reinventado, sencillamente se han reavivado las
ascuas de sus luminarias haciéndonos ver la importancia que tiene
este evento para el futuro de la villa. |
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Los
acontecimientos adquieren rango de fiesta mayor (y se toma conciencia de
ello) cuando se desligan del quehacer cotidiano que los originaron y son
reproducidos en su faceta más lúdica y simbólica por las generaciones
posteriores. Fiesta con mayúsculas que deja de ser un apéndice agrario anual
y rutinario, aunque bello, para adquirir una nueva dimensión folklórica,
evocadora de un estilo de vida que nos ha definido como comunidad. Fiesta
que requiere para perpetuarse voluntad popular expresa y conocimiento de la
tradición. |
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Esta voluntad ha
quedado de manifiesto en los habitantes de San Bartolomé de Pinares con
la fundación de la
Asociación en Defensa de Las Luminarias y
Amigos del Caballo para demostrar que las Luminarias dignifican su
figura y la elevan al olimpo de los mitos en un rito repleto de nobleza.
Sólo desde la ignorancia de todos estos elementos se pueden originar
polémicas absurdas y descontextualizadas en aquellos que confunden actos
temerarios puntuales (obviamente punibles) con todo el sentido que
representa el ritual (¿quién cuida y quiere más y mejor a los animales
que sus dueños?). A nadie se le ocurriría pedir que prohibiesen la
ciculación de automóviles porque hubiera un conductor imprudente. |
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Una fiesta "desde
siempre" ha de ser también una fiesta "para siempre", Y ese es el reto de
las Luminarias. Bien es verdad que existe ya un reconocimiento en ámbitos
más generalizados. Para comprobarlo basta ver como ocupan página central y
carátula (por encima de fiestas archiconocidas), imágenes de nuestras
luminarias en enciclopedias ilustradoras de tradiciones de España (España.
Fiestas Populares. Ed AL y MAR, S.L. Madrid, 1997.), o se hacen referencias
en fascículos de la misma índole (Enciclopedia de las Fiestas de España.
Diario 16, páginas 4 y 5, 1er fascículo, bajo el título de "Fuegos de San
Antón".). Pero se requiere para su consolidación un reconocimiento oficial
de carácter gubernamental. Reconocimiento que potencie, en tiempos de
globalización cultural, la singularidad de un pueblo que busca en sus
tradiciones arraigo y subsistencia. Siendo las Luminarias "para siempre",
las generaciones venideras no tendrán que preguntar desde cuándo existen,
porque sabrán, con escritos o sin ellos, que existieron desde siempre |
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